Mallorca, la Isla Bonita.

En los jardines de Alfabia se alza un verdor agradecido. Tomo fotos sin saber muy bien ni cómo ni qué pintaré. A veces me siento mal con el móvil en la mano. Pierdo presente para tener futuro. Más adelante me inventé el color, la textura, la historia. Vamos, me lo inventé casi todo.

MireiaBlasi_ilustracion_mallorca.jpeg
@mireiablasi.jpeg
 
@mireiablasi_ilustracion.jpeg
 
@mireiablasi_ilustracion
@mireiablasi_ilustracion
 

La corteza de jamón

Miguelito avanza despreocupado hacia el fin de su vida. Nadie lo diría, pues en sus andares todo es pereza y dejadez. ⁠⠀
⁠⠀
Succiona una corteza de jamón con desmesura; el sabor a cochino salado en la boca le coloca en un estado de éxtasis monumental.

El camino se presenta recto, como cada mañana. Embarrado, eso sí, de la tormenta de ayer.

De memoria recorre montes, piedras y surcos. Todo está colocado como hace dos días e incluso diez. O eso cree. ⁠⠀
⁠⠀
Y se lo cree porqué no mira, porqué no se fija, porqué tiene los 5 sentidos en succionanr la maldita corteza jamonera. Al pasar por el árbol de las mil hojas de colores es incapaz de percatarse de que el tronco está medio partido, de que un rayo la mermó en la tormenta.

Solo el Universo sabe porqué la gravedad decide, en un tirón final, arrastrarlo hasta el suelo, dejando a Miguelito y a su corteza listos para el Juicio Final.⁠⠀

Oil Pastel

@mireiablasi_ilustracion
 

El lametón

Porqué la había observado con paciencia cada tarde desde que aterrizó en ese Palacete de locos, sabía de buena tinta que acudiría sin falta a su cita tardía en la fuente.

La Marquesa era como un animal de cuello fino y plumas acicaladas; su aproximación era siempre cautelosa y sosegada. Apartaba el pesado vestido y se sentaba con un equilibrio exquisito en el linde de la piedra. Seguro que le dolía el trasero a los quince minutos, pero si así era, nadie nunca lo supo. ⁠⠀
⁠⠀
Cerrando los ojos sumergiría en el agua helada la mano de porcelana moteada por alguna vena azul que viajaba demasiado cerca de la dermis y revelaba su mortalidad. Una vez la mano estubiese refrigerada, la aplastaría contra su escote, buscando enfriar la parte superior de su torso para finalmente subir más arriba, en las rojizas mejillas. ⁠⠀
⁠⠀
Posteriormente orquestaría un último movimiento: una perturbadora lamida de dedos para entibiar su musculosa y caliente lengua de víbora.⁠⠀
⁠⠀
Había vaciado un litro de veneno en la fuente. ¿Sería suficiente?⁠⠀

Oil Pastel.

Anterior
Anterior

Mallorca

Siguiente
Siguiente

Mallorca III